Chicho Terremoto
Cuando emigramos a México ya teníamos claro que era muy posible que tuviéramos que lidiar con algún sismo. Y es que el país se encuentra asentado sobre cinco placas tectónicas que se extienden y comprimen, haciendo del territorio mexicano digno objeto de estudio. Si bien el origen o el epicentro de los temblores se suele situar en la costa, en los estados de Guerrero, Jalisco, Oaxaca y Chiapas, el hecho de que Ciudad de México esté construida sobre un lago la hace más vulnerable a los temblores. Después del famoso terremoto del 85, que ha sido el más letal, la Ciudad se ha concienciado de la importancia de la prevención. Nuevas normas de construcción permiten que los edificios absorban la fuerza del sismo, puedes escuchar alertas en las calles y se creó un equipo de Protección Civil entrenado para todo tipo de situaciones.
Aun así hay que vivirlo. El primero lo sufrí con una mezcla de humor y pánico. Fue al poco de llegar a CDMX y estábamos durmiendo. Recuerdo que me desperté porque la cama se movía. Ni por un momento se me ocurrió pensar en lo que estaba ocurriendo. Sólo pude despertar a mi pareja y pedirle que dejara de mover la cama. "Yo no me estoy moviendo" me dijo. "Venga hombre" le contesté entre risas. Pero era verdad, la cama se movía sola. Inmediatamente el edificio empezó a crujir. Dicen que eso era buena señal, que cuando se mueve en realidad está amortiguando la sacudida para evitar un posible derrumbamiento, pero es espeluznante. Además debió ser bastante fuerte, porque estábamos en una primera planta y se notó mucho la sacudida.
La segunda vez lo viví como algo mucho más espectacular. En esta ocasión vivíamos en una planta 18 y aquí sí que se nota cada mínimo movimiento. Teníamos unas lámparas en el office que colgaban sobre la encimera y empezaron a moverse para después bailar. Las cosas empezaron a moverse de sitio y el edificio a crujir. En estos casos se supone que tienes que quedarte en el quicio de una puerta y esperar....pues no. Yo agarré las escaleras y me bajé corriendo los 18 pisos hasta la calle, embarazada y todo. Una vez abajo entre en el súper y allí estaba mi amiga África. Al ser una primera planta allí no se había notado mucho, una ligera sensación de mareo y nada más. Hay veces que el suelo se mueve y ni te enteras; todo depende de donde estés.
Me dijeron que existen diversas aplicaciones para detectar cuando está temblando, pero la verdad, creo que es un poco mejor vivir sin esa sensación de angustia. Eso sí, mejoramos la técnica a la hora de afrontar los terremotos por nuestra propia seguridad.
Bueno chicos, hemos llegado al final del post de hoy. Si os ha gustado, podéis dejar vuestros comentarios por correo o en redes sociales. Nos vemos el viernes que viene con nuevas historias.