Erase una vez

19.01.2018

Érase una vez un hombre que creó un mundo de fantasía. En su reino, como en las fábulas, vivían pequeños animalitos con grandes historias que entretenían a los niños, objetos cotidianos que cobraban vida y toneladas de imaginación puestas al servicio de los más pequeños. Allí donde los reyes y princesas nos muestran su mundo de caramelo, donde el viejito de los sueños viene a acompañarte con sus cuentos antes de dormir, vivía, entre melodías, la imaginación de Cri Cri; un gran artista, patrimonio de los mejicanos, que bien merece un pequeño homenaje.

En un país hubo un rey
y un habitante que era muy fiel
un habitante tan solo no más
y que tenía seis meses de edad
siendo pequeño lo había de cuidar
y que cantarle al irlo a acostar.

Este es el vals que canta el rey                                                                       
para dormir a su bebé, le dice así:
duerme mi bien, porque ya el sol se va a poner,
dormir, dormir que no hay que hacer
la luna llena te viene a ver.

Dormir, dormir que no hay que hacer
las estrellitas vendrán también.

                                       El Vals del Rey

Las canciones de Cri Cri suenan a nostalgia y a tocata antigua. A pesar de las digitalizaciones y de la calidad de sonido que ha llegado hasta nuestros días, aun parece oírse, como a lo lejos, el sonido de la aguja caminando por sus surcos. La formación musical del Veracruzano pasea a los pequeños por los distintos géneros con una facilidad pasmosa. Puedes escuchar en sus canciones ritmos de fox-trot, swing, jazz, el vals, y hasta la jota. Son auténticas pequeñas joyas que acompañan las historias que a los niños les gustaba escuchar. Durante años los  mexicanos amaron los cuentos cantados de este autor. Los cuentos de Hans Christian Andersen o Julio Verne cobraban vida a través de su música y se volvian más íntimos y más cercanos. No sé si os habéis dado cuenta, pero algunos encerraban un punto de tristeza o de dolor que no les correspondía. Sin embargo, el paso del tiempo, hace que las grandes cosas queden un poco en el olvido y den paso a otras. Las nuevas generaciones, con ansia de algo más visual, se entretienen con Trepsi el Payaso, Tatiana y otros artistas que llenaron el hueco que el grillito dejó . Pero nadie aún ha sido capaz de crear un mundo de ficción en el que los juguetes cobren vida durante la noche para bailar sus canciones, y los animalitos de leyendas nos cuenten sus historias para hacernos reír y soñar. 

Francisco Gabilondo Soler, como algunos grandes genios, no terminó sus estudios por no encajar en el sistema. El prefirió aprender de los libros, de sus vivencias. Como autodidacta dejó que su imaginación le llevara a caminar en el mundo de los cuentos, la música y la astronomía, y una conjunción de todos ellos forjó al gran artista que muchos comparan con Walt Disney. ¿Pero que fue antes, el huevo o la gallina? Aunque el talento del americano es indiscutible, es cierto que en diversas ocasiones intento unir a su causa la obra de otros grandes para darles un último toque de su magia. Logró convencer, no sin dificultad, a la escritora australiana Pamela Lyndon Travers, para que cediera los derechos de su Mary Poppins y poder llevarla al cine. Pero Gabilondo Soler no se doblegó ante el gigante, y amablemente declinó la invitación del americano:

"Es un halago que se haya molestado en venir personalmente desde tan lejos, y es un honor querer y admirar a Cri-Cri. Créame que yo siento lo mismo por su obra, señor. Sin embargo, no deseo para mi grillito ese futuro que usted me ofrece. En México es la única inspiración libre y sana que han tenido los niños, será injusto traicionarlos."


El artista durante años trabajó en un programa radiofónico en el que contaba y cantaba sus historias. Pero los cuentos necesitaban un hilo conductor, y así nació el personaje de Cri cri, el grillo cantor.

                 https://www.facebook.com/repsodia/videos/1284579028298463/


Sus canciones llegaron a nosotros por casualidad. Tantos años asumiendo que el "Barquito de Cáscara de nuez" era una canción de Miliki y "los Tres Cochinitos" de los Panchos, para descubrir que en realidad solo eran versiones del compositor. Esto me dio que pensar, y comencé a buscar más de su obra. Fueron las primeras canciones que Valentina escuchó en el hospital, y la gente me miraba extrañada. ¿Una española poniendo canciones de Cri Cri? Era como escuchar ahora a un mexicano poniéndole a sus pequeños la canción de la familia Telerín o un globo dos globos tres globos. Pero a Valentina le encantaba y cada día las visitas se convertían en una sesión de musicoterapia.

Nos encantaría compartir con los pequeños españoles bonitas historias adaptadas como el ciclo del agua en "el chorrito", la diferencia de clases en "la cocada" o "la merienda". Transportaros a reinos muy muy lejanos con "Jorobita", "Chong King Fu", o ayudaros a dormir a vuestros chiquitines con "Bombon", "el Vals del Rey" o "Juan Pestañas". Que sintáis el sonido de las canicas deslizarse bajando por el desván o que simplemente aprendan las vocales con una bonita canción. La imaginación no tiene límites.

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