Los autos locos
Conducir en la Ciudad de México es, oficialmente, un deporte de riesgo. Son muchos los factores que influyen en el hecho de que haya personas con licencia de conducir, a los que les dé un tremendo respeto ponerse al volante; incluso que haya otros, como yo, que nos hayamos negado a subirnos en un coche si no es como pasajero. Y es que no hay un examen de conducir obligatorio por el momento, y los conductores, en algunas ocasiones, hacen una interpretación libre de las normas que desespera a chilangos y foráneos. En la publicación de hoy, vamos a hacer un repaso de las situaciones más llamativas que te puedes encontrar si piensas "manejar" en la capital del estado.
El peatón no tiene la prioridad.
No esperes que un vehículo se pare en un paso de peatones a cederte el paso. Aquí los "carros" son los reyes, por mucho que diga la foto, y más te vale mirar a ambos lados antes de cruzar varias veces. Aunque estés en una vía de dirección única, hazme caso, mira en las dos direcciones porque no es el primer coche que veo circular marcha atrás por ahorrar unos minutos.
Cuidado con la "superabuela"
¿Te imaginas que a tu abuela, que no ha conducido en su vida, le das un coche sin ningún conocimiento previo de cómo hacerlo? Pues aquí las puedes encontrar, y al volante de grandes camionetas. Ni te imaginas la que pueden llegar a organizar en algunas ocasiones.
Si le has hecho a alguien una pifia, busca un punto fijo en el infinito,
y mira allí hasta que el susodicho deje de mentarte a tu madre.
Al principio pensaba que se trataba de casos particulares, pero después me di cuenta de que es una práctica habitual. La postura que debes adoptar es como si en vez de ojos tuvieras dos huevos fritos, y tienes que mantenerla así hasta que pase la tormenta.
Los intermitentes no se utilizan. En caso de señalizar, se debe usar la luz de emergencia o directamente sacar la mano por la ventanilla.
Las luces direccionales se utilizan
entre poco y nada, y cuando se hace, se usan de forma incorrecta. Las que con
más frecuencia puedes ver son las de emergencia, que se encienden para
señalizar cualquier tipo de maniobra. Si te das cuenta de que, o señalizas lo
que tienes intención de hacer, o no avanzarás, saca tu mano por la ventanilla y
asunto arreglado.
El cinturón de seguridad te lo puedes poner, o no.
Si montas en un taxi que no es de "sitio", casi seguro que los cinturones de atrás no funcionen o no existan. Es curioso como el "raro" es el que busca con insistencia la dichosa cinta, cuando en otros lugares adoptas como costumbre abrochártelo nada más subir al coche.
Como en Madrid, si quieres algo, pita.
El claxon en CDMX es el rey. No eres nadie si durante tu trayecto no lo utilizas al menos una vez.
Mi "chevy" sí que sube esa cuesta.
Algunos carros están literalmente para dejar en el desguace, pero siguen circulando, supongo que ilegalmente. Si recorres las grandes vías del extrarradio, con frecuencia podrás encontrarlos tirados en los arcenes porque se quemaron al no ser capaces asumir una subida.
Esto tiene más agujeros que un campo de golf.
Las numerosas obras, la gran afluencia de tránsito, los camiones etc. han dejado el pavimento como un queso de gruyere. Si "manejas" no olvides, que además de mantener la distancia de seguridad con el coche de delante, debes tener cuidado con el estado del "piso". Si no lo haces, en menos que canta un gallo te habrás quedado sin rueda.
Hoy si circulo.
La idea de restringir la circulación a algunos vehículos por temas de contaminación no es ninguna originalidad de la señora Carmena. En CDMX llevan años utilizando el plan "Hoy no Circula" para intentar limitar de alguna manera el nivel de emisiones. Ya puedes estar atento a la terminación de tu placa para saber si puedes sacar tu coche a la calle o te espera una buena multa e incluso la retirada del vehículo al "corralón".
Aparca como puedas
Aparcar es misión casi imposible en la ciudad. Muchas de las zonas de estacionamiento son reguladas, y si se te olvida poner el ticket de pago, en dos minutos tendrás puesto un cepo. Y mejor no aparques en un vado, porque lo mismo cuando vayas a recogerlo te habrán pinchado las ruedas.
Sombra aquí, sombra allá
Maquillarse mientras se conduce es todo un arte. Hay auténticas profesionales del asunto, que se suben al coche con el neceser completo, y que son capaces de rizarse las pestañas o pintarse la raya con el pulso de un cirujano. Como veis, esto deja el uso del celular al volante como el menor de los problemas de los agentes de tráfico.
Con estas pequeñas lecciones prácticas estarás preparado para conducir por una gran urbe. Échale valor, ármate de paciencia y si pasas la prueba tendrás toda mi admiración y respeto.¡ Nos vemos el viernes con nuevas historias!